Autor: Mirko Senda
H
ay un arco iris, que esparce
la alegría rota de los niños,
Un cielo que zurce sus sueños
en tiempos espinos....
Y se desprenden de las manos
un pueblo que se desangra de niños;
huérfanos, pobres y enfermos.
Vosotros hombres indolentes
cuantas caricias clavan
en la cementera resignación
en que río se les perdió el llanto
en que vanidad escondieron el beso inocente
Que tan grande es la solapa y el bolsillo,
donde abisman los clamores y las penas
del niño: obrero, campesino, el mercachifle,
el juego hambriento de prostituta infantil
que va muriendo.
Hay un arco iris que se inflama
de las rotas fantasías de los niños.
Un cielo que se estanca de juegos
inquisidores, de inocencia robada
como tajo de fruto arrancado de ese
corazón que no llega a ser árbol...
Vengo a despertar almas en multitud
senda que se niega a afilar la hoguera incandescente
de la infancia.
Vengo a despertar pueblo que espante
la desesperanza de niños, huérfanos y enfermos.
Vosotros hombre de polvo cenizo,
soplo insurrecto de Dios, los niños
los convocan, es tiempo de amar,
amar sin treguas.
Marchar con la frente en alto
que el estigma de la dignidad y la libertad los conmueva.
Se nos están muriendo los hijos,
se están matando las estrellas, el porvenir,
esta empuñándose el sudor de la desgracia.
Hay un arco iris en el corazón...
¡Cogedlo vosotros!,
reten la hambruna,
y al dolor de los niños,
juren derrotar la infé y el silencio
o hallen la muerte de los colores.