miércoles, 16 de abril de 2025

Sentado sobre los muertos


Autor:


S

entado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo sostiene.

Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.

Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.

Si yo salí de la tierra,
si yo he nacido de un vientre
desdichado y con pobreza,
no fue sino para hacerme
ruiseñor de las desdichas,
eco de la mala suerte,
y cantar y repetir
a quien escucharme debe
cuanto a penas, cuanto a pobres,
cuanto a tierra se refiere.

Ayer amaneció el pueblo
desnudo y sin qué comer,
y el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente....

Canto con la voz de luto,
pueblo de mí, por tus héroes:
tus ansias como las mías,
tus desventuras que tienen
del mismo metal el llanto,
las penas del mismo temple,
y de la misma madera
tu pensamiento y mi frente,
tu corazón y mi sangre,
tu dolor y mis laureles.
Antemuro de la nada
esta vida me parece.

Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte.



El sistema se muerde la cola


Autor:

C

rean tensión
como quien carga una pipa
Ponen el dedo bien adentro
y aprietan
Presión
sobre los indígenas
los humildes
los clasemedieros
Aprietan la mezcla
compactan
sólo falta la lumbre


Para la libertad sangro


Autor:

P

ara la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.




Llego con tres heridas

Autor: Miguel Hernández

L

Cogedme, cogedme.
Dejadme, dejadme,
fieras, hombres, sombras,
soles, flores, mares.
Cogedme.
Dejadme.
-
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
-
Cada vez más presente.
Como si un rayo raudo
te trajera a mi pecho.
Como un lento, rayo
lento.

Cada vez más ausente.
Como si un tren lejano
recorriera mi cuerpo.
Como si un negro barco
negro.







País


Autor:

Q

uién lucha por los que no pueden.
Quién podrá levantar a los caídos,
dar de comer y beber
a los que han perdido todo.

Un grito sordo se gesta en la tierra húmeda,
poblada aún de desconocidos
en ronda de miércoles.
Un abono de injusticias
germina la semilla violenta
que en mi suelo brota.

Y no hay olvido ni perdón,
sin justicia y trabajo,
sin comida y derecho.
Hay y habrá un rumor de olas cargando
sobre una frágil playa donde danzan
fantasmas y mujeres de ojos de agua,
una playa estrecha y pedregosa
que alguien alguna vez
llamó país.



El Poeta

Autor:


E

l hombre peligroso está sentado
mente y hoja en blanco, como siempre.
¿Qué busca ese loco,
si el don ya fue prohibido?
"¡Que nadie escriba ya poesía!"
dijo el presidente, el general, el policía.
Arte peligrosa como pócima de bruja
abriendo mentes
como ardor a piernas de mujer.
"¡Que nadie escriba ya poesía!"
repitió el presidente, el general, el policía,
"porque es un despropósito
oponerle vida a tanta muerte,
que nadie más amenace nuestro oficio".
Pero el loco siguió, la mente en blanco,
aferrado a su don
y armado hasta los dientes,
con palabras-canciones,
voces secretas que conocen los poetas,
fragmentos de sexo como letras,
caricias y fuego hechas palabras.
"Acá hay un subversivo",
delató un ejemplo de civismo
al presidente, el general, el policía.
Y torturaron sus manos pecadoras,
su sexo golpearon impiadosos,
hasta que confesó su culpa,
recitando su último poema.



El Pueblo Unido


Autor: 

H

acer la revolución
Porque sí
Nadie me pregunta por qué duermo
como respiro

Quieren saber por qué
la selva
por qué la gente junta
como dedos en un puño
como dedos en una mano abierta
como dedos en un pie

Quizá porque olvidaron
defenderse
extender una mano solidaria
avanzar juntos

Quieren saber por qué
me quedo en la retaguardia
desestructuro mi imagen
-Para no distraer la atención
de lo importante-
les digo
y no comprenden

Soy un hombre nada más
ellos son el rumbo
y el sentido

Nadie los nombra
ni les pregunta nada
Sólo de vez en cuando
para alguna votación
o festejo
los mencionan
les dicen pueblo



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