Autor: Mirko Senda
A
spiro morir en hamaca de trenzas,
acariciado en arrugas de mujer indomable
junto a los pechos volcánicos, bañando
de calostro mi corazón extenuado.
Yo soy el andarín que incendia el silencio,
la aproximación femenina de la muerte,
el guerrillero nocturno de los jardines,
el árbol que respira el sueño de mujer ideal;
aquella que no le teme a los hombres,
aquella que acompañe en la guerra,
aquella que extenuada grite;
¡vida para todos…!
La mujer que yo anhelo;
llora si las piedras abren su espalda,
sonríe si los verdugos le dan la cara
como si las sepulturas iniciaran la vida.
La mujer que yo anhelo;
se ostenta valiente, orgullosa y humilde.
No le teme a la lucha social,
no le corre a la cocina,
ella aspira una profesión, un trabajo
que la hagan sentirse libre.
Aspiro hallarla femenina, romántica,
que me quiera un tanto de cerca
y otro tanto de lejos,
que me desnude en invierno
y me auxilie con su cuerpo.
¿Si sabéis donde encontrarla?
¡Decídmelo! aprisa, que las yerbas
se desangran por el sendero.