martes, 29 de abril de 2025

Poemas dedicados al Che Guevara


Funeral por Che Guevara


Autor: Vicente Aleixandre

¿

Quién
mueve
las sombras
no verdes?

Tranquilas las hojas
que vuelven.

El viento
se enciende.

La luna
es mas roja,
la noche
famosa
sin luz ya
se asoma.
¿Quién grita
o quién llora?

La tristeza
o música...
¿Quién calla
si lunas
o sombras
se esfuman?
La mirada
es última.

Los ojos son bellos.
La cara,
silencio.
Pero el pelo es
negro
o azul:
casi acero.

Los ojos
en ramas
relucen.
No llamas.
Pero el soplo
pasa.
Por todos,
dormido.
Por todos,
sin frío.
Ardiendo,
ya íntimo.

¿Las manos
disparan?
¡Qué quietas,
calladas!

Dormido
resbala
por el agua
clara.
Rumbo a la mar
ancha.
¡Cómo es ancha y larga...!




Che Comandante, amigo

Autor: Nicolás Guillén

N

o porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la lucha americana
con una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.
Estas en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles y
en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas en tu descolorido, roto,
agujereado traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tu vives,
Che Comandante,
amigo.



Ernesto Guevara


Autor: Rafael Alberti

T

e conocí de niño
allá en el campo aquel de Córdoba argentina,
jugando entre los álamos y los maizales,
las vacas de las viejas quintas, los peones...
No te vi más hasta que supe un día
que eras la luz ensangrentada,
esa estrella
que hay que mirar a cada instante
para saber en dónde nos hallamos.



Canción antigua a Che Guevara

Autor: Mirta Aguirre

¿

Dónde estás, caballero Bayardo,
caballero sin miedo y sin tacha?
—En el viento, señora, en la racha
que aciclona la llama en que ardo.
—¿Dónde estás, caballero gallardo,
caballero sin tacha y sin miedo?
—En la flor que a mi vida concedo:
en el cardo, señora, en el cardo.
—¿Dónde estás, caballero seguro,
caballero del cierto destino?
—Con la espada aclarando camino
al futuro, señora, al futuro.
—¿Dónde estás, caballero el más puro,
caballero el mejor caballero?
—Encendiendo el hachón guerrillero
en lo oscuro, señora, en lo oscuro.
—¿Dónde estás, caballero el más fuerte,
caballero del alba encendida?
—En la sangre, en el polvo, en la herida,
en la muerte, señora, en la muerte.
—¿Dónde estás, caballero ya inerte,
caballero ya inmóvil y andante?
—En aquel que haga suyo mi guante
y mi suerte, señora, mi suerte.
—¿Dónde estás, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
—Hecho saga en la muerte que muero:
hecho historia, señora, hecho historia.



El credo del Che


Autor: Roque Dalton


E

l Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.



El gran relincho

(The most beautiful neigh of the world)


Autor: León Felipe

L

a gente suele decir, los americanos,
los norte-americanos suelen decir:
León Felipe es un “Don Quijote”.
No tanto, gentleman, no tanto.
Sostengo al héroe nada más…
y sí, puedo decir:
que yo soy Rocinante.
No soy el héroe
pero lo llevo sobre el magro espinazo de mis huesos…
y le oigo respirar…
y he aprendido a respirar como él…
y a injuriar
y a blasfemar
y a maldecir
y a relinchar.
A mí me gusta mucho relinchar.
“¡Oh, hi-de-putas!... estos malos encantadores
que me persiguen”.

Cómo es aquel relincho, americanos?
Aquel que empieza:
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!
Aquí el acento cae sobre la í,
muy agudo y sostenido
como un vibrante y estridente cornetín:
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!
¡Qué bonito relincho!

A Rocinante le gusta mucho relinchar.
Y a mí también me gusta mucho relinchar.
Tenéis que aprender, americanos.
Venid, vamos a relinchar ahora,
ahora mismo todos juntos,
desde el capitolio de Washington…
fuerte, fuerte, FUERTE…
hasta que el relincho llegue a Vietnam
y lo oigan todos los vietnamitas
y a Cuba también
y lo oigan todos los cubanos,
como el cornetín
de la gran victoria universal,
hasta que lo oigan los hombres todos de la Tierra
como el cese definitivo de todas las hostilidades del planeta.
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!¡Oh, qué hermoso relincho!
The most beautiful neigh of the world.




En México, donde tu fuego tampoco podrá extinguirse


Autor: Thelma Nava

S

erá porque hoy tu fotografía junto a mí
es un lámpara de fuego
y ha venido un poeta de España que persigue tus pasos
por la calle de Nápoles de la ciudad de México.
Será porque duermes entre peces de tierra
y no hay una paloma sobre tu pecho
y tu espalda se ha quedado en silencio.
Porque estás un poco más cerca de nosotros
y una rosa de estaño aparece desnuda entre tus manos.
Será porque no tengo tu mancuernilla derecha
ni fui la maestra que habló contigo
a la que corregiste los acentos
en la pequeña escuela de Camiri.

Yo sólo soy una mujer que tiembla cuando dice tu nombre.



Mataron al guerrillero


Autor: Aurora de Albornoz


I

Q

ue se apague la guitarra
Que la patria está de duelo.
Nuestra tierra se oscurece.
Mataron al guerrillero
(Pablo Neruda).

Acribillada de balas,
abierta en mil agujeros,
yace la América tuya,
Compañero.
Tu tierra no es monte y río;
tu tierra no es flor ni viento;
a tierra que te dio vida,
es hoy muerte, Compañero.

¿Te mataron en la noche?
¡Siempre es noche para ellos.
¿Te mataron en el día?
Mataron el día, ellos.
Sobre tu cuerpo de luz
se abalanzaron los muertos.
Los muertos que matan hombres;
los muertos que tienen miedo
de la vida,
mataron al guerrillero.

La tierra, la tierra tuya,
hoy no canta, Compañero.
La tierra, la que te hizo,
es hoy silencioso cuerpo.
Es un cuerpo ensangrentado,
Abierto en mil agujeros.
Es un cuerpo que va al mar
roto de sangre, Compañero.

Acribillada de balas,
la tierra toda es tu cuerpo.
Tu sangre que lenta fluye,
Compañero,
es la sangre de la tierra;
es la sangre de los pueblos.

Acribillado de balas
el cuerpo del guerrillero.
Acribillada de balas,
toda la tierra es un muerto.
Pero hay muertos que dan vida
y hay vivos que nacen muertos.
Tú te quedas con nosotros,
Compañero.

II

Duerme, vuela, reposa. ¡También se muere el mar
(Federico García Lorca).

La paz,
la paz,
la paz…

¿Tú la soñaste, Hermano,
en medio de las olas?
¿La viste tú en la muerte,
Compañero?
En la muerte tranquila,
quién sabe, Compañero,
si soñaste la paz.

Ésa.
La que tienes ahora.
El descanso total de las cosas del tiempo.
El descanso…
El borrarte del tiempo.
Apoyado en el tronco callado,
mirando a las estrellas calladas,
acaso deseaste la cuna de la tierra.
La paz:
La que ya tienes.

Pero entonces latías
y no eras tú la sangre de tus venas.
Dentro de ti eras otros.
Eras yo.
Eras nosotros.
Y por el mundo entero que llevabas,
tenías que seguir.

La paz,
la paz,
la muerte...

Acaso la quisiste.
No te pertenecías, Hermano.

Para la paz,
para el descanso tuyo,
tenías que seguir, como las olas siguen.

Descansa ya tranquilo, Compañero.
También de muere el mar.

III

Porque mataron tu vida,
ellos piensan que te han muerto.

Porque segaron tu sangre,
piensan que te han muerto.

Porque no escuchan tu voz,
piensan que te han muerto.

Porque no ven tu mirada,
piensan que te han muerto.

Porque no sienten tu paso,
piensan que te han muerto.

Porque clavaron tu carne.
Porque mordieron tu cuerpo.
Porque te despedazaron.
Porque callarte quisieron…

Mas hay muertes que son vida.

Tú te quedas con nosotros,
Che Guevara,
Compañero.



Nada de llantos


Autor: Alfonso Sastre

N

ada de llantos: jocundos himnos, tableteo
de un tropel de leones de ametralladoras, lumbres
incendiando las sedes de oro de los déspotas,
horcas erguidas, sierras encrespadas, tormentas
en el culo de Johnson asesino, banderas desplegadas,
yanquis a casa (y ¡pumba!), gritos
de cólera rabiosa, intestinas, y aquí guerra,
Señor, y después Gloria.
¡Compañero, ha muerto Che Guevara!



Pensamientos


Autor: Juan Gelman

S

oy de un país donde hace poco Carlos Molina
uruguayo anarquista y payador
fue detenido
en Bahía Blanca al sur del sur
frente al inmenso mar como se dice
fue detenido por la policía
Carlos Molina estaba
cantando hilando coplas
sobre el océano enorme los viajes
los monstruos del océano enorme
o coplas por ejemplo
sobre el caballo que se acuesta en la pampa
o sobre el cielo un suponer Carlos
Molina cantaba como siempre bellezas y dolores
cuando
de pronto el Che empezó a vivir a morir en su guitarra
y así
la policía lo detuvo

soy de un país donde se llora por el Che o en todo caso
se canta por el Che y
algunos están contentos con su muerte
"vieron" dicen "estaba equivocado la cosa
no es así" dicen y cómo carajo será la cosa no lo dicen o
prefieren recitar viejos versículos o
indicar señalar aconsejar mientras
los demás callan
miran al aire con los ojos perdidos
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice

soy de un país donde costó creer que se moría y
muchos un servidor entre otros
se consolaba así:
"pero si él dice no hay que
pelear hasta morir hay que
pelear hasta vencer entonces no está muerto"
otros lloraban demasiado como quien
ha perdido a su padre y yo creo
que él no es nuestro padre y
con todo respeto creo que
está mal llorarlo así

soy de un país donde los enemigos no
pudieron depositar un solo insulto una sola
suciedad una sola pequeña porquería
sobre él y hasta algunos
lamentaron su muerte no
por bondad o
humanidad o piedad
sino porque esos viejos perros
o muertos con permiso sintieron por fin un enemigo que
valía la pena
que un rayo de peligro
entraba en escena y entonces
iban a poder morir en serio
a manos o a balas de verdad "y no
en brazos de esta especie de disolución
en que nos vamos disolviendo" como
dijo uno de grande apellido

soy de un país donde sucedieron o suceden
todas estas cosas y aún otras
como traiciones y maldades en excesiva cantidad
y el pueblo sufre y está ciego y naides
lo defiende y sólo
el Che se puso de pie para eso
pero
ahora
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
soy de un país complicadísimo
latinoeruocosmopoliurbano
criollojudipolacogalleguisitanoira
según dicen los textos y los textos que dicen
pues dicen y
como dicen
así será la historia pero yo
les aseguro que no es cierto
de este país de fantasía
se fue Guevara una mañana y
otra mañana volvió y siempre
ha de volver a este país aunque no sea
más que
para mirarnos un poco un gran poquito y
¿quién se habrá de aguantar?
¿quién habrá de aguantarle la mirada?

Pero
ahora nomás
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice

pregunto yo
¿quién habrá de aguantarle la mirada?
¿ustedes momias del partido comunista argentino?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes izquierdistas que sí que no?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes dueños de la verdad revelada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que miraron a China sin entender que
mirar a China en realidad
era mirar nuestro país?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes pequeñitos
teóricos del fuego por correo partidarios
de la violencia por teléfono o
del movimiento de masas metafísico?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes sacerdotes del foquismo y más nada?

ustedes lo dejaron caer
¿ustedes miembros del club
de grandes culos sentados en "lo real"?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes los que escupen
sobre la vida sin
advertir que en realidad están
escupiendo contra el gran viento de la historia?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que no creen en la magia?
ustedes lo dejaron caer

soy de un país donde al comandante Guevara
lo dejaron caer:
los militares los curas los homeópatas
los martilleros públicos
los refugiados españoles masoquistas judíos
os patrones y
los obreros también por ahora
"qué hombre qué hombrazo" sin embargo
me dijo a mí un obrero pedro
se llamaba se llama tiene
mujer que no recibe
hijitos por nacer y el pedro
me decía "qué hombre qué hombrazo cómo
lo quiero" decía el albañil pensando
en su madre una puta
famosa en toda Córdoba y madre
de siete hijos que crio con amor
Pedro ya con mayúscula
¡cómo saludo tu rencor
cómo te beso al pie de tus fracasos!
"qué pelotas" me dijo Pedro un día hablándome del Che
de ciertos adminículos que hierven
bajo la paz conjetural
de este país cosmopolita
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice

yo estoy escribiendo esto
porque la Casa de las Américas de Cuba
institución muy respetable
ha resuelto publicar un número especial
de su revista dedicado
a testimonios sobre el Che
hora que lo han muerto
según dicen y Roberto
Fernández Retamar íntimo mío
pero más
pedazo mío que anda por ahí
por el Caribe formidable y fosforescente y amatorio y conspicuo
Roberto como dije
ha creído necesario que yo
escriba algo sobre esto o tal vez algún otro
creyó que así debía ser y pidió
artículos poemas etcétera a
colaboradores que
se sentirán más miserables todavía
si eso fuera posible si eso
fuera posible en realidad

soy de un país donde te hago caso
Roberto pero
decime o dime por favor
¿qué me pedís o pides?
¿qué escriba realmente?
te doy noticias de mi corazón nada más
¿alguno sabe en realidad
cuáles son las noticias de mi corazón?
¿alguno cree o creerá que me he negado a llorar excepto
con mi mujer o contigo Roberto ahora
que narro estas cuestiones
y sé que la tristeza como un perro
siempre siguió a los hombres molestándolos?
soy de un país donde es necesario
no amar sino matar
a la melancolía y donde
no hay que confundir
el Che con la tristeza
o como dijo Fierro
hinchazón con gordura

soy de un país donde yo mismo
lo dejé caer
y quién pagará esa cuenta
quién

pero
lo serio es que en verdad
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
bello
con piedras bajo el brazo

soy de un país donde ahora
Guevara ha de sufrir otras muertes
cada cual resolverá su muerte ahora:
el que se alegró ya es polvo miserable
el que lloró que reflexione
el que olvidó que olvide o que recuerde
y aquél que recordó sólo tiene derecho a recordar
el comandante Guevara entró a la muerte por su
cuenta pero
ustedes
¿qué habrán de hacer con esa muerte?

pequeños míos
¿qué?
(como nadie se salva
entre paréntesis quiero
no por noción de estupideces posiblemente a mí
referidas
tampoco por piedad o
mera precaución
esas carnes podridas que no pueden
rezar a mediodía
quiero como repito
repetir una historia que no todos conocen y
de la cual hay algunos que
desconfían:
el poeta que escribe su poema
dejando en él la maravilla de
la vida y la muerte del comandante Guevara
ese porteño cordobés de mirada jodida
como de dios como de dioses
sorprendidos en medio de su milagro su
bota podrida por la selva del mundo
quiero decir que este poema o cosa
de la que hay que desconfiar
en la que hay que creer
no se termina en estas páginas
amable lector le ruego
que siga las noticias de los diarios
de la sip y la sap -Sección Angustia Perimida por ejemplo o
Son Ángeles Potentes
o
Sobran Algunos Policías- ruégole gran lector
que lea atentamente
líneas de sangre que se escriben cada día en Vietnam
y también en Bolivia qué joder
y también en la Argentina
caro lector yo le ruego que lea)

el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
sé pocas cosas sé
que no debo llorar Ernesto

que
de mí dependés ahora
te puedo sepultar con grandes lágrimas pero
en realidad no puedo

el poeta en realidad
se abstiene de llorar se abstiene
de escribir un poema sea
para la Casa de las Américas sea
para lo que sea el poeta
apenas si lloró en realidad
sigue mirando el mundo
sabe
algún día la belleza vendrá
pero no hoy que estás ausente
el poeta
apenas sabe vigilar
che
guevara

ahora deseo un gran silencio
que baje sobre mi corazón y lo abrigue
padre Guevara ¿qué será de tus hijos?

¿por qué te fuiste hermoso
sobre caballos de cantar?

quién habrá de juntarte otra vez?



Nana para el Che Guevara


Autor: Celso Emilio Ferreiro

E

l valiente cóndor andino
pregunta por su hermano.

Triste yanqui chupapueblos,
ladrón, voraz tío Sam,
dime qué fue, qué hiciste
del arriesgado Capitán.

Torvo general Barrientos,
hocico de lobocán,
dime qué fue, que hiciste
del arriesgado Capitán.

Duro soldado hundido
en una noche de alquitrán,
dime qué fue, qué hiciste
del arriesgado Capitán.

Manso aborigen que mueres
sin defender tu pan,
dime qué fue, qué hiciste
del arriesgado Capitán.

Lo sembraron en el viento
con una herida en cada mano,
pero las amapolas del alba
pronto florecerán].



Poema del Che Guevara

Autor: Manuel Vázquez Montalbán


U

n pueblo puede liberarse a sí mismo
pese a su jaulas de animales electrodomésticos
en la vanguardia de América
debemos hacer sacrificios
por el camino lento de la plena libertad
y si el revolucionario
no tiene otro descanso que su muerte
que renuncie al descanso y sobreviva
que nada o nadie lo detenga
siquiera por un instante de beso
o por algún calor de piel o prebenda.

Los hechos de la conciencia interesan tanto
como la perfección de un resultado
luchamos contra la miseria
pero al mismo tiempo contra la enajenación.

Déjenme decirlo
el revolucionario verdadero
esta guiado por grandes sentimientos de amor
tiene hijos que no aprenden a llamarlo
mujeres que hacen parte de su sacrificio
sus amigos son sus compañeros de revolución.

Adiós viejos
ésta es la definitiva
no lo busco pero está dentro el cálculo
Adiós Fidel,
ésta es la definitiva
bajo los cielos de la gran patria del Bolívar
la luna de Higueras es la luna de Playa Girón.

Soy un revolucionario cubano.
Soy un revolucionario de América.

Señor coronel
soy Ernesto "el Che" Guevara
dispare
seré tan útil muerto como vivo



Quizás por eso


Autor: Clarivel Alegría


C

aíste, Che,
quiero decir cayó tu cuerpo
entre los altos cerros de Bolivia.
Caíste asesinado
como cayó Sandino,
como caen tantos héroes sin nombre.
Los Somoza,
los Johnson,
los Barrientos
celebran tu caída.
No se dan cuenta aún los infelices
de que sólo es tu cuerpo
el que se pudre.
O quizá si,
quizá por eso
su alborozo es discreto.
¿Cazarán tu fantasma en helicóptero?
Las astillas filosas de tu espejo
empiezan a enconarse en pies desnudos.



Tiempo de héroe


Autor: José Ángel Valente

S

obre cualquier tierra, ya nuestra.

Para que nunca seas
pasto sólo del rito y las palabras
ni caigas nunca de tu inmensa muerte
ni nazcan de ella más que hombres armados,
votivo rompo el verso indigno
de ti y de esta hora.



Tristeza en la muerte de un héroe


Autor: Pablo Neruda

L

os que vivimos esta historia,
esta muerte y resurrección
/ de nuestra esperanza enlutada,
los que escogimos el combate y
vimos crecer las banderas /
supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes
y que después de las victorias
/ llegaron los vociferantes
llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto
/ cuando moría en las montañas
el fuego ilustre de Guevara.
El comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie dijo esta boca es mía.
Nadie lloró en los pueblos indios.
Nadie subió a los campanarios.
Nadie levantó los fusiles,
y cobraron la recompensa aquellos
/ que vino a salvar el comandante asesinado.
¿Qué pasó, medita el contrito,
con estos acontecimientos?
Y no se dice la verdad pero
se cubre con papel esta desdicha
/ de metal.
Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue
/ como un hacha que cayó
en la cisterna del silencio.
Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas,
/ a su miseria intransigente,
y como brujos asustados los sargentos de la deshonra,
/ los generalitos del crimen,
escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como
/ si el muerto los quemara.
La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos,
/ y donde pasaron los pies de la milicia exterminada
/ hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces
y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.


Un aire de esperanza


Autor: Jesús Munárriz

C

omo la lengua que nació en Castilla, 
conquistó España, atravesó los mares
y hoy recorre, profunda, un continente
que vibra pronunciando tu nombre, compañero,
y al decir compañero lo dice en castellano,
como la lengua madre, también tú recorriste
la América infinita, el gigante dormido,
y eran nada tu moto, tu tos, tu medicina,
tu cansancio, tus sueños, frente a tanta miseria
y parecía inútil luchar contra lo eterno,
contra una esclavitud vieja de siglos.

Después… tus mismos sueños otros también soñaban
y aunque su patria no era tu patria, ni era el perro
guardián de sus cosechas el perro de tu tierra
—pero sí el mismo el dueño de ambos perros—
su lucha fue tu lucha y fueron sus palabras
las tuyas: patria o muerte.

Y fue la muerte el pan de cada día
para los hombres de la sierra.

Tú, extranjero, con ellos luchaste por su patria,
tú, asmático, luchaste porque otros respiraran
bocanadas de un aire de esperanza.

Quisiera haber entrado contigo en Santa Clara,
estar allí, hombro con hombro con el pueblo,
saber qué es eso de sentir que un día
la calle es ya de todos y el asfalto canta.

Y fue llegando luego tu voz a tus hermanos
de América, de España, en esta lengua
que Cervantes antaño utilizara
y que hoy es de Darío, de Neruda, de Vallejo;
castellano, la lengua de La Habana.

Como ella, tus ideas un continente abarcan
y si hoy tu voz ha muerto, aún quedan tus palabas
y algo que las supera y las hunde en la mina,
las embarca en los puertos, las calienta en la zafra,
las vierte por la pampa, las aferra en los Andes,
las atenaza en fábricas, las crece por las sierras,
internacionaliza tu esperanza.

Tu vida es una vida que no acaba en la muerte
y extiende sus raíces desde tu tumba anónima,
desde la altiplanicie boliviana,
pueblo tras pueblo, hombre tras hombre,
historia inacabada.
Si fueran como tú todos los muertos,
¿de qué la muerte alardeara?

Con esta lengua que nació en Castilla,
conquistó España, atravesó los mares
y se hizo universal desde La Habana
uno mi canto al canto de los pueblos.
Nos une tu recuerdo, compañero,
tu ejemplo, Che Guevara.



Yo estoy con el Che, ¿y usted?



Autor: Gabriel Celaya

E

L enjambre del pueblo. La explosión del sol.
La luz organizada de las guerrillas, Che.
Tu ejemplo está estampando miles de combatientes:
La columna vertebral de tu América, Che.
Vamos a convertir el odio en energía:
Las miradas de minúsculos en una tromba, Che.
“Siempre se puede más”, nos recuerda Fidel.
“Listos para la muerte. Listos para vencer”, Che.
Porque el sueño fue un buen sueño
como un muerto levantado con los vivos vives, Che.
En las entrañas del pueblo, descubriéndole la luz
y haciéndole ser más quien es, tú, Che.
Yo estoy con el Che, ¿y usted?
Claro que sí que no al yes.
¡Que viva el Che nunca muerto!
¡Que viva en su luz Fidel!


Yo tuve un hermano


Autor: Julio Cortázar

¿

Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía.

Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.




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