Autor: Winston Orrillo
S
utura el tiempo
y yelmo tenaz
para la Historia.
Prolijo el aire aroma
tu gloria de aguerrido
guerrillero del alba.
Rocalla enhiesta
preñas la cárdena justicia.
Taladro
sí badajo vellocino del siglo.
Undívago el hoplita
que tamizó nuestra Era,
acorraló a la escoria
de la inmunda injusticia:
del Homo hominis lupus.
El mundo envilencido
te tuvo de adversario.
Y vinieron endriagos
-los íncubos y súcubos- a
decretar tu muerte.
Trataron
¡tantas veces!
que te creyeron
dueño de coraza de Zeus:
¡y no se equivocaron!:
los dioses de lo probo
decretaron acaso
tu derecho a la vida
(mientras medre
en el orbe la menor tropelía).
Tu patria
-que es el cosmos-
te lleva por enseña
¡y titán nunca ha habido
tan tierno cual umbela!
Fontana del futuro
Fidel
allende
Cronos.
Porque el párpado
núbil de la vida
es tu insignia.
Y al ágape ilativo de tus 80
siglos llegarán
José Carlos
Martí
y el Che Guevara
tal compaña del pueblo,
tu invitado de lujo.