Autor: Mirko Senda
N
o se que pedirle a Dios
si el escape de los mendigos
o la luz de los infiernos
ahora que cae el granizo negro
como la anarquista fe
de “demócratas”-rentistas.
Me he topado con devotos
que barren cerca a la cruz
con tantos cristianos y creyentes bendecidos
que hablan del pan de los pobres
mientras pescan en el cesto de los comunes
que predican, de un reino divino… ¡hipócritas!,
no todos…, salvo algunos.
De que liberación nos hablan
si no han vivido el hambre, la injusticia,
lagrimas sobrevivientes del olvido.
si no han visto la piedra latir por ser
polvo de mi creación, soplo de mi pecado
castigo de mi lucha por dignidad y libertad
impío perdón contra la resignación,
sepan todos que mi fe es impaciente
marcha dispuesta a desgarrar el desamor,
el impune vacío de los desilusionados
atizar la rebeldía para rehacerlo todo.
Adverso a la verdad heterodoxa:
¿Cómo sentir por otros si no comparten
el dolor que no han tenido…?
¿Cómo querer paz si todo lo han tenido?
Hermanos, la fe se practica
no es hostia masticada entre diezmos,
limosna que alivia la desgracia o
el infortunio del hombre por el hombre.
No se que pedirle a Dios
si el ahondar mi fe y recibir mendrugos
o el valor para conquistar mi trigo
y alegrías para dar amor
aunque pecado fuera le pediría
granizo afilado, cual sable celestial, cayendo
en los falsos creyentes necios y vacíos.
La boca de los asesinos del pueblo
se abrirá en contra mía
la hedionda baba me condenara
y yo no he de echarme atrás
mientras mi oración no tenga alivio
o mientras corra la sangre
de mis hermanos oprimidos.
Sin resignación, quiero ver a las aves
revolotear en el pasto libre,
bautizándose en ríos cristalinos.