Autor: José Martí
E
l rayo surca, sangriento,
el lóbrego nubarrón:
Echa el barco, ciento a ciento,
los negros por el portón.
El viento, fiero, quebraba
los almácigos copudos;
andaba la hilera, andaba,
de los esclavos desnudos.
El temporal sacudía
los barracones henchidos:
Una madre con su cría
pasaba, dando alaridos.
Rojo, como en el desierto,
salió el sol al horizonte:
Y alumbró a un esclavo muerto,
colgado a un seibo del monte.
Un niño lo vio: tembló
de pasión por los que gimen:
¡Y, al pie del muerto, juró
lavar con su vida el crimen!